Estriba la angustia del tiempo, entre dos pensamientos
"somos lo que nacemos" en su plan fatalista de inmutable cambio
o "somos quien creemos ser" y su inevitable triunfo optimista.
Y hoy descubres también que la apoteósica redención es sólo gracia distraida
de lo que decidas hacer, y si queja alguna queda
pues retén la vista y da vueltas la mirada, atrás donde podamos
distinguir lo que vale de lo que no vale la pena.
Aprende, toma, haz y crece.
Pero cree.
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